La política del gobierno estadounidense de imponer aranceles adicionales a los automóviles y componentes importados no solo ha elevado directamente los costos de los vehículos, sino que también ha desencadenado una reacción en cadena en la cadena de suministro automotriz global. Por ejemplo, SMT Automation, un fabricante de maquinaria de Michigan que suministra equipos de líneas de ensamblaje automatizadas a fabricantes de automóviles, reportó una caída del 40% en sus ingresos del primer trimestre debido a que los clientes retrasaron pedidos, lo que llevó a recortar ocho empleos. La presidenta Elena Morales expresó: “Los clientes están a la espera de las políticas arancelarias, nuestras nuevas instalaciones están vacías y enfrentamos una incertidumbre sin precedentes”.
Observadores de la industria señalan que los ajustes frecuentes en las políticas arancelarias dificultan la planificación a largo plazo de los fabricantes de automóviles, afectando a las empresas de toda la cadena de suministro. Según datos de Bloomberg, en el primer trimestre, 220 empresas del Fortune 500 redujeron sus gastos de capital, siendo las empresas industriales las más afectadas.
El gobierno de Trump apuesta a que los aranceles incentivarán el regreso de empresas a EE. UU., pero el dolor a corto plazo ya está afectando a las pymes. El abogado Daniel Rustman señaló: “Los grandes proveedores aún pueden resistir, pero las pequeñas empresas están en serias dificultades”. Con un panorama político aún incierto, la recuperación de la industria sigue enfrentando incertidumbre.










