Pintar las paredes de colores claros, usar techos aislantes, elegir ventanas de tamaño moderado y alinear los edificios con las trayectorias del sol —estas estrategias de diseño simples se están convirtiendo en una línea de defensa práctica contra el cambio climático en las ciudades de América Latina que se calientan rápidamente. Un estudio publicado en la revista Energy and Buildings indica que el diseño de viviendas inteligentes al clima de bajo costo es clave para el futuro de la vivienda en la región. Los investigadores señalan que las estrategias pasivas de construcción de bajo costo y baja tecnología son más adecuadas para países de ingresos bajos y medios.
El equipo de investigación probó mediante simulaciones computacionales varios proyectos de edificios adaptativos al clima en cinco ciudades: Río de Janeiro y São Paulo en Brasil, Santiago en Chile, Bogotá en Colombia y Lima en Perú, evaluando su rendimiento bajo condiciones climáticas actuales y proyectadas. Analizaron el rendimiento energético, los costos y las emisiones de carbono para determinar las combinaciones óptimas de materiales y diseños. El autor principal, Alexander Santana Cruz, indicó: “La mampostería tradicional, el cemento de fibra o las tejas de arcilla, combinadas con poliestireno expandido y vidrio de una sola capa, son la configuración ideal para edificios adaptativos al clima”. Estos diseños aprovechan la ventilación natural, el sombreado y la luz solar para lograr comodidad pasiva en las viviendas.
Dado que estas estrategias son de bajo costo y sostenibles, son muy adecuadas para países de ingresos bajos y medios. El estudio señala que más de mil millones de personas en el mundo viven en condiciones de vivienda inadecuadas, principalmente en América Latina, África y la región del Asia-Pacífico. Aunque las tecnologías de construcción avanzadas pueden ofrecer beneficios climáticos adicionales, sus altos costos y emisiones de carbono las hacen difíciles de adoptar ampliamente en la región. La profesora del Instituto Federal de São Paulo, Karen Carreiro Luman de Bortoli, también está de acuerdo en que las estrategias pasivas de bajo costo y baja tecnología pueden aliviar la incomodidad en climas cálidos y reducir la necesidad de aire acondicionado.
Sin embargo, estas soluciones de bajo costo a menudo se ignoran en programas de vivienda a gran escala. Santana Cruz señaló: “Los proyectos de arquitectura de calidad a menudo se ven como subjetivos o asociados con altos costos, lo que obstaculiza su aplicación en comunidades vulnerables”. Los gobiernos y las instituciones públicas suelen adoptar prototipos estandarizados de vivienda social, ignorando las características climáticas y urbanas específicas de los sitios. Para cerrar esta brecha, los investigadores proponen desarrollar herramientas digitales gratuitas que generen diseños de vivienda personalizados según el clima y las condiciones urbanas locales, y enfatizan la importancia de la participación comunitaria y la educación.

















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