La rara oportunidad de explorar uno de los planetas más lejanos del sistema solar, Sedna, podría estar a punto de llegar. Los científicos están investigando dos tecnologías de propulsión innovadoras que podrían enviar una nave espacial a este planeta rojo helado, lejos de la órbita de Plutón, antes de que Sedna caiga en el espacio profundo durante siglos.

Sedna está extremadamente lejos de la Tierra; incluso en su punto más cercano, está casi a tres veces la distancia de Neptuno a la Tierra.Su órbita es extremadamente amplia y tarda más de 11.000 años en dar una vuelta completa alrededor del Sol. Por esta razón, su próximo acercamiento a la Tierra en 2075-2076 es de gran importancia, ya que no se acercará de nuevo durante miles de años.
Sedna no es solo una roca lejana. Se considera parte de un nuevo tipo de objeto celeste llamado "objetos tipo Sedna" y podría ser el primer miembro conocido del interior de la nube de Oort. Estudiar Sedna ayuda a revelar el proceso de formación del sistema solar y los misterios de su región más externa. Su superficie es inusualmente roja, una de las más rojas conocidas, lo que indica que podría estar rica en sustancias químicas complejas, incluso orgánicas. Además, su temperatura es de alrededor de -240 °C, uno de los lugares más fríos que conocemos.
Un nuevo estudio liderado por Elena Ancona de la Universidad Politécnica de Bari en Italia examina dos métodos completamente diferentes para enviar una nave espacial a Sedna durante esta estrecha ventana de tiempo en la que se acerca a la Tierra.
La primera opción es el uso de un "impulsor de fusión directa" (DFD). Es un motor futuro impulsado por fusión nuclear cuyo proceso de generación de energía es el mismo que el del Sol, proporcionando tanto empuje como electricidad; si tiene éxito, revolucionará por completo los viajes espaciales.
La segunda opción es una mejora más creativa de las velas solares. Este esquema utiliza calor para empujar partículas lejos de la superficie de la vela, un proceso llamado desorción térmica, y también se basa en la gravedad de Júpiter para acelerar la salida de la vela solar.
Ambas opciones tienen ventajas y desventajas. La vela solar es más rápida y solo necesita siete años para llegar a Sedna; el motor de fusión, en cambio, tarda alrededor de diez años, con el propulsor necesitando un año y medio. Sin embargo, el DFD puede desacelerar al llegar e insertarse en la órbita de Sedna, permitiendo a los científicos tiempo suficiente para un estudio profundo, mapear su superficie, analizar su composición e incluso posiblemente encontrar satélites; la vela solar solo puede hacer un sobrevuelo, proporcionando solo una instantánea rápida.
Actualmente, ambas tecnologías enfrentan obstáculos significativos. Aunque el motor de fusión nuclear tiene un gran potencial, aún está en la etapa conceptual y requiere avances importantes en el control de las reacciones de fusión nuclear, que es precisamente lo que los científicos han estado persiguiendo durante décadas. La vela solar se basa en tecnología existente y podría lanzarse más fácilmente y rápidamente, pero su principio de funcionamiento aún depende de un cronometraje preciso, materiales avanzados y un uso ingenioso de la gravedad planetaria.
Con Sedna acercándose a la Tierra en la década de 2070, el tiempo apremia. Si los científicos quieren capturar este planeta lejano mientras aún está al alcance, deben actuar rápidamente y asumir ciertos riesgos. Si la misión tiene éxito, no solo será un logro de ingeniería, sino un viaje raro y extraordinario que nos llevará a uno de los lugares más lejanos y misteriosos del sistema solar.
















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