Los científicos publicaron un artículo en la revista One Health de CABI, señalando que se necesita urgentemente una estrategia de control de aflatoxinas en la cadena de suministro de alimentos para animales en Pakistán, para mejorar la salud animal, aumentar la productividad, garantizar la seguridad alimentaria y promover la exportación de productos animales.

La ganadería ocupa un lugar importante en la economía de Pakistán; en 2024, su contribución al sector agrícola total fue del 60,84% y al PIB nacional del 14,36%. Sin embargo, debido a un almacenamiento y manejo inadecuados, las aflatoxinas (metabolitos tóxicos producidos por ciertos hongos) se detectan frecuentemente en los alimentos para animales. Estas toxinas no solo dañan la salud animal, sino que también se transmiten a través de leche, carne y huevos contaminados, representando una grave amenaza para la salud pública.

La Dra. Abira Umar, coordinadora de proyectos del Centro de Pakistán de CABI y autora del comentario, indicó que, aunque la ganadería es clave, el sector ha sido descuidado durante mucho tiempo en cuanto a la calidad de los alimentos para animales. Esta revisión sintetiza resultados de investigaciones nacionales e internacionales, destacando la prevalencia de aflatoxinas en los alimentos para el ganado y sus residuos en los alimentos, explorando los estándares regulatorios, identificando las principales brechas en el cumplimiento en Pakistán y evaluando diversas estrategias de control, desde intervenciones antes de la cosecha y almacenamiento adecuado hasta el uso de aglutinantes de micotoxinas y monitoreo regular de los alimentos.

Los resultados de la investigación son preocupantes: el contenido de aflatoxinas en muchas muestras de alimentos a menudo excede los límites permitidos. Los efectos de las micotoxinas dependen de múltiples factores, como el grado de exposición, y pueden causar problemas de salud agudos a crónicos, incluyendo genotoxicidad, hepatotoxicidad, neurototoxicidad, carcinogenicidad e impactos reproductivos. La exposición prolongada a dosis bajas de aflatoxinas puede causar en el ganado un retraso en el crecimiento y desarrollo, una disminución en la producción (huevos o leche), carcinogenicidad e inmunosupresión, además de terneros de menor tamaño y poco saludables al nacer, y enfermedades como mastitis aguda, prolapso rectal y pérdida de pelo. En niños que consumen leche con aflatoxinas, puede haber retraso en el crecimiento, delgadez, inmunosupresión y daño hepático.

En países en desarrollo como Pakistán, la leche es la principal fuente de exposición a aflatoxinas para el público. Dado que la leche fresca se vende a través de canales de mercado informales, la detección es difícil. La Dra. Umar enfatizó que es crucial aumentar la conciencia de los agricultores sobre las aflatoxinas para que participen activamente en los esfuerzos de reducción.

Los científicos también citaron casos de estudios relevantes. En un estudio en Quetta, la inspección de aves enfermas y muertas entre 2009 y 2010 determinó que la prevalencia de intoxicación por aflatoxinas en pollos de engorde fue del 8,78%, con lesiones en la necropsia que incluían congestión y edema en el cadáver, lesiones hepáticas, riñones hinchados, atrofia del saco de Fabricio y timo. Un estudio de 2011 evaluó la calidad de los alimentos para gallinas ponedoras y pollos de engorde producidos por 10 fábricas comerciales diferentes; después de analizar 50 muestras de alimentos para ponedoras y 50 para engorde, se encontró que 40 muestras excedían los límites de aflatoxinas.

Sin embargo, los científicos indicaron que hay múltiples medidas para limitar la exposición e ingestión de aflatoxinas. Por ejemplo, agregar absorbentes seguros y baratos para eliminar aflatoxinas en el forraje ensilado; al mezclarlo en los alimentos para animales, se reduce la biodisponibilidad de las aflatoxinas y se disminuyen los metabolitos tóxicos en los productos animales. La adopción de Buenas Prácticas Agrícolas (GAP) a nivel de finca para reducir las aflatoxinas también es crucial; las mejores recomendaciones agrícolas incluyen un control preciso del momento de la cosecha, ya que es un factor clave en el crecimiento del hongo Aspergillus flavus que produce aflatoxinas, y aumentar el contenido de vitaminas A, D, E, K y B para unir las toxinas y reducir su impacto.

La Dra. Umar afirmó que, aunque la industria de alimentos para el ganado enfrenta muchos desafíos, aún existen oportunidades clave para promover una producción ganadera exitosa y saludable en Pakistán. Aunque hay múltiples estudios que documentan la presencia e impacto de las aflatoxinas, se necesita urgentemente un monitoreo más estandarizado y amplio, así como la recopilación de datos. Aunque existen estrategias de mitigación, su aplicación es limitada debido a la falta de conciencia, restricciones de costos e insuficiencia de infraestructura.

Finalmente, los científicos señalaron que garantizar alimentos libres de toxinas mejorará la productividad ganadera, reducirá los riesgos para la salud pública, fortalecerá el potencial de exportación de productos de origen animal y, en última instancia, apoyará la seguridad alimentaria nacional y el crecimiento económico.