En una oficina de la Universidad de Colorado en Boulder, con alfombra gris, un robot de tres ruedas llamado "Armstrong" está agarrando bloques de plástico con su brazo mecánico. Esta escena aparentemente ordinaria es en realidad una práctica innovadora del equipo aeroespacial de la universidad para resolver el problema del entrenamiento de robots lunares. El equipo ha construido un entorno de realidad virtual (VR) hiperrealista que permite a los operadores simular misiones lunares en un laboratorio terrestre, sentando las bases para la futura exploración colaborativa entre humanos y robots en la Luna.

La investigación está liderada por el profesor emérito de astrofísica y ciencias planetarias Jack Burns, con miembros clave que incluyen al estudiante de pregrado Xavier O'Keefe, a la estudiante de posgrado Katie McQuown y a la exalumna Alexis Muniz. El equipo descubrió que los métodos de entrenamiento tradicionales no pueden replicar el entorno complejo de la superficie lunar, como la gravedad de un sexto, cráteres y zonas de sombra permanente. Para ello, utilizaron el motor de juegos Unity para crear un "gemelo digital" de la oficina y el robot, donde todo, desde el color de las paredes hasta la velocidad de movimiento del robot, coincide altamente con la realidad. En el experimento, 24 participantes se dividieron en dos grupos: uno operaba directamente el robot físico, y el otro practicaba primero en el gemelo digital VR. Los resultados mostraron que los participantes entrenados virtualmente completaron las tareas un 28% más rápido y con niveles de estrés significativamente reducidos. "El gemelo digital nos permite simular con precisión detalles como sombras y texturas de polvo, mejorando drásticamente la eficiencia del entrenamiento", explicó O'Keefe.
Este avance tecnológico surge de la comprensión de las diferencias entre el "Programa Apolo" y el "Programa Artemis". Burns señaló: "La exploración lunar del siglo XXI requiere una colaboración eficiente entre astronautas y robots, no solo dependencia de mano de obra humana". Actualmente, el equipo colabora con Lunar Outpost para extender la tecnología de gemelos digitales a modelos de rovers lunares, enfocándose en resolver el problema de simulación de polvo lunar. "El polvo levantado por las ruedas puede obstruir sensores, pero medir el entorno lunar directamente es costoso. El gemelo digital ofrece una solución segura y económica", añadió McQuown. Como participante del proyecto, ella y sus compañeros han experimentado la complejidad de la investigación real: "Las operaciones humanas siempre traen imprevistos, lo que nos impulsa a optimizar continuamente el modelo".
















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